sábado, 2 de mayo de 2020

{ en mi hambre }

Hace más de una semana que le dije que se fuese.
Llevaba días pensándolo, abrir la puerta y ver qué pasaba.
Una vez leí que el amor hay que darlo así, con las manos abiertas para que, si quiere hacerlo, pueda irse, y también leí que tiene que ser libre y que si vuelve es porque existe, que el amor más importante es el propio y que el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo como tal.
A lo mejor leo demasiado. Supongo que por eso no me sorprendí cuando cruzó el umbral sin pestañear. Llegué a escribir sobre sus ojos y él que ni siquiera fue capaz de devolverme el brillo en la mirada. Deuda pendiente. Estrella fugaz. Moneda a la fuente. Le dije hace tiempo que no se podía jugar así con la magia, que convencer a alguien para saltar y luego mirarle caer es como hacer trampa, y que el eco del suelo retumba y nunca se va. Algunos dicen que el oro repara, pero lo que deja cicatriz siempre recuerda el golpe.
También leí que darle a alguien una segunda oportunidad es como ofrecerle una arma cargada porque la primera bala no te mató. Es complejo ponerse la venda en los ojos y volver a confiar sabiendo que la llevas. Salté y la usé como paracaídas esta vez, nunca se lo dije. Igual ni salté. Igual no caí y volé. Fue el eco quien me avisó. El viento soplaba a favor.
Miré en la cajita y vuelve a estar vacía, tiene tantos agujeros que ya casi no retiene nada. Creo que ahora se parece más a un colador, filtra y solo queda dentro lo que importa. Lo que llena. Por eso se escurrió. Desatascó a su paso y pude limpiar. Limpié mis ojos de lágrimas, mi listón de polvo, lo poco que quedaba del miedo a estar sola y algún complejo absurdo. Floto un poco más alto. Puedo sentir los rayos de sol.
Hace más de una semana que la vida me enseñó: mejor estarlo que sentirlo y que si duele, no es amor.

"No hay necesidad de venganza, ya no te pertenezco y ese es tu mayor castigo"


1 comentario:

Recomenzar dijo...

que lindo escribís me has encantado beso