Llévame de nuevo a ese rincón, en medio de la nada, dónde metidos en tu coche tapamos las ventanas y nos escondimos para refugiarnos del mundo. Quiero ver otra vez como la luz naranja de las farolas se cuela entre las improvisadas cortinas como si estuviese el atardecer atrapado en el cristal empañado. Quiero que me quites la apariencia, la tela con la que me escudo, los complejos, el color con el que pinto mi piel, que me mires bien adentro en el pecho, ahí donde ahora me desgarra, y me beses con la calidez del hogar que he perdido hasta que se vuelva a llenar el hueco. Encuentrame escudriñando con tus manos, pégame a tu pecho hasta que me sientas latir, reafírmanos ahí en medio del calor y de tanto que nos sobra, jura con tus caricias que no te irás. Agarrarme fuerte contra tus miedos y no me sueltes porque cada vez que respiro y te miro no puedo ver más que el negro de tus pupilas y no hago pie más que en ese lunar de tu boca, y no hay mas camino que el que trazan tus besos y no hay más lugar que aquí, en medio de la nada, dónde metidos en tu coche tapamos las ventanas y nos escondimos para refugiarnos del mundo, para descubrir uno nuevo.
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