martes, 23 de julio de 2019

{ agua }

Cuando sueltes el miedo espero que te acuerdes de mis ojos verde agua.

Espero que te acuerdes de las carreras por el pasillo de tu casa persiguiéndonos desnudos como niños, huyendo de la oscuridad, cubriéndonos el culillo para no recibir una nalgada, de los buenos días una hora antes de tener que ir a trabajar y mi cara de dormida, de como aquella noche después de su cumple acabamos en aquel bar con música en directo improvisada, de los cafés y los lazos que nos llevábamos los sábados para hacer más amena la mañana, de aquel día en tu coche cuando abrazados se escuchó un anuncio de fondo que decía que era tiempo de amar y nos miramos descolocados, de la vez que los dos nos levantamos y fuimos corriendo como patos para darnos las buenas noches, de cuando llenamos la bañera para que la bomba se deshiciera, de los papelitos de colores que aún no has canjeado, de todos los días que nos dejamos dormir en el sofá abrazados, del fatídico intento de dormir juntos en la cama grande, de las duchitas y mi cara de panda, de cuando te pregunté si cuidarias de mi, de la ropa que estuvo en tu armario, del día que compramos el mono en Ikea y de las veces que le hicimos bailar, de la noche en que pasaste a buscarme y nos quedamos dando vueltas hasta las tantas por ahí, del rincón que descubrimos después de que volviera del viaje en aquella punta de la isla, de la foto que te hice aquel día de playa y que guarde en mi cartera, de cuando me pediste que me quedara, de las veces que hicimos de tu coche una pequeña caravana para refugiarnos, de la sorpresa que organicé por tu cumple en el trabajo, del llaverito que te regalé en febrero, de la foto que te saqué en la ventana, de todas las noches que cocinaste para mi, de los dulcitos de La Palma que me traías para merendar, de las bolsas y bolsas de pistachos que nos bajamos del aburrimiento, de los dibujos que te hice en la espalda con la arena, y del que te hice para poner debajo del teclado, del tatuaje de mi mano, de los lunares que compartimos, de cuando viniste a verme para pedirme que tuviera paciencia contigo, de la vez que fuimos al McDonalds y nos vio la que te miraba mal, de las veces que Domingo repetía que sonreía más desde que estabas ahí conmigo, de la primera vez que te besé, de la vez que tu madre encontró mi ropa en tu casa, de como pongo los ojos raros cuando me miras y me da vergüencita, de cuando volvimos de la mudanza en la furgo y nos compramos la pizza, de las veces que te llenaba de besos la cara hasta que te empezabas a agobiar, de la noche que llegué a tu casa borrachilla después de cenar con Anna, de los masajitos que te hice para aliviarte el dolor, de las veces que te llamé mamahuevo, de las veces que te olvidaste la cartera, las llaves, el móvil y casi que la cabeza en el escritorio, del baño que nos dimos en mi casa con la bomba que nos quedaba, de las bromas con Joel y los regalitos de Amanda, del vestido rojo que no llegué a estrenar contigo, de la vez que nos preguntaron los guiris que si el perro era nuestro, de la chaqueta tuya que me lleve al viaje, de las veces que te estrujé la cara y el pellejo del codo, de las canciones que me enseñaste, del día que discutiste con tus padres antes de vernos, de cuando me quedé acariciándote en el sofá hasta que te relajaste y te diste cuenta, del arbolito de cristal que me regalaste, de que me gusta verte sonreír, mirar tu foto si estoy por ahí, de la vergüenza que me dio la primera vez y la segunda y la tercera, de cuando nos peleamos en el sofá y acabé en el suelo riéndome, de las veces que intentaste enseñarme a liar, de los morados que te salieron misteriosamente en la espalda, de las veces que me puse a bailar en la cocina, de cuando pensaste que habías perdido el móvil y estaba en el maletero, del adorno de Navidad que hiciste con los papeles de colores, de las veces que competimos para ver quién se quedaba antes sin ropa y te pusiste mil capas encima solo por joder, de las cosas que te escribí, de las veces que me mojaste cuando bebías agua y mi cara de te voy a matar, de la pulserita que te hice y que al final me quedé yo, de todas las veces que te di para que no te mordieras las uñas, de como te cargaste el mueble de tanto darle al pie, de los mimitos en el pelo y los besos de despedida.

Espero que te acuerdes de todo, de mis ojos verde agua, y de aquel día de julio en que no supiste qué hacer con tanto amor.

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