A ella le gusta jugar,
le gusta inventar
juegos sin reglas.
A veces pienso
que es una
posesa,
alguien
que cuando
cae la noche,
deja de ser ella.
A ella le fascina jugar,
le fascina torcer las reglas
cuando me hace la guerra.
Tal vez algún día,
sin darme tregua,
sea su real víctima.
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