martes, 11 de noviembre de 2014

{ allie }

Yo, que te he oído mientras me recitabas el diario, he vuelto a descubrir que a veces unas horas son suficientes, que cuatro o cinco noches le cambian la vida a uno, y que aunque pasen los años desde aquel primer momento y las cartas no lleguen, si aún se es capaz de besar y sentir como si no hubiera mañana es por que el sentimiento nunca murió. 

Sé que ante cualquier duda uno debe imaginarse la vida a treinta o cuarenta años partiendo de hoy. Y sé que si imaginando esa vida esta él, debo escogerle él. Y que si tú ya me perdiste una vez, podrías hacerlo de nuevo. Pero sé también que mi elección no acaba ahí, y es que aunque ella diga que es fácil, para mi no lo es en absoluto. Por que no hay manera fácil, por que haga lo que haga, alguien saldrá lastimado. Y no puedo evitar anteponer eso a lo que yo quiero, no puedo evitar pensar en lo que quiere todo el mundo: en lo que quieres tú, en lo que quiere él, o en lo que quieren los demás. Por que no es tan sencillo saber lo que una quiere. Por que saber lo que una quiere implica ciertos riesgos, implica ser irracional. 

Y ser irracional es pensar en abrirte la puerta envuelta solo con las sábanas. 

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