En realidad tú nunca has sufrido,
ni conocido
la angustia del insomnio.
Soy yo quien nunca puede dormir,
y mientras vivo, no puedo detener
las lágrimas que brotan de mis ojos.
Me desprecias cuando te hablo,
sin embargo los amantes que citan mi verso triunfan.
Me he convertido en la mecha de una vela destinada
a iluminar una habitación para otros hombres
mientras me consumo en el aire enrarecido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario