lunes, 6 de enero de 2014

{ pedro pablo vergara }

Y se besaron, 
apegados los dos. 
Cabezas inclinadas,
apretándose
el uno al otro.
Fundiendo
labios y lenguas
con los ojos cerrados.
Y fueron instantes eternos,
días de sueños adensados
en savia salada
y en una migaja de tiempo,
efímero con un latido
y ancho como el mar despeinado.
Dos bocas fueron una,
dos alientos se cruzaron.
Dos vidas y un solo respiro
y la palabra te amo,
colgando silenciosa en el vaho.

No hay comentarios: