miércoles, 2 de julio de 2014

{ a ti }

Echo de menos el silencio entre nuestras caricias, ese donde el tiempo se olvida y se convierte en granos de arena cayendo infinitos al igual que la ropa, uno a uno, prenda a prenda, dejándome ver, entre esa tenue oscuridad, cada poro de tu piel y el calor que emite tu cuerpo, sin prisas que nos condicionen, sin ni más ruidos que el crujir de nuestros besos. Echo de menos la paciencia de observar como la sangre fluye por tus venas, el suave desliz de mis dedos entre tu pelo, como se eriza tu espalda o el dulzor que guardas en cada milímetro de tu cuello, bajo el perfume, en cada milímetro del arco que forma tu oreja, o el de tus labios cuando los muerdo despacio. Echo de menos la calma de tus latidos, de tu respiración mientras me acurruco en tu pecho, la que guardas en tus ojos cuando a tu lado me dejo dormir o esa que marca el ritmo con el cual nos desvanecemos junto con el espacio que nos separa. Echo de menos que mis manos jugueteen con tu piel, quebrando tu voz, provocando a tus sentidos hasta dejarlos sin aliento, hasta empaparlos en ese sudor compartido y en el aire condensado que nos rodea. Lo echo de menos todo. Te echo de menos a ti.

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