Me gustas, no
sólo para arrancarte las ropas y gozar en la cama – el suelo, la mesa, la silla, el sofá, la cocina, la sala, la ducha, el
balcón… – , sino para besarte la sonrisa y compartir un silencio íntimo después
de hacer el amor, para penetrar en tu pensamiento y habitar allí, aunque sea un
momento.
Me gustas para llamarte "amor" con la mirada y expresarte caricias en forma de risas y gestos sinceros, detalles que no se lleve el viento pasajero; para caminar de la mano y compartir un café.
Me gustas para abrazarte y permitirnos una llovizna de miradas y besos que se vuelvan eternos hasta que nos sorprenda, tibios, el amanecer.
Me gustas, simplemente, para dejarte ser.
Me gustas para llamarte "amor" con la mirada y expresarte caricias en forma de risas y gestos sinceros, detalles que no se lleve el viento pasajero; para caminar de la mano y compartir un café.
Me gustas para abrazarte y permitirnos una llovizna de miradas y besos que se vuelvan eternos hasta que nos sorprenda, tibios, el amanecer.
Me gustas, simplemente, para dejarte ser.
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