jueves, 20 de marzo de 2014

{ luz }

Fue un segundo y ese vistazo a la izquierda:
Pupilas dilatadas. Segregación de hormonas. Presión de la sangre en aumento.

Colapso musical.

Mi cajita dio un vuelco y el ritmo se disparó. Me torné intangible de repente, como si mi cuerpo se impulsase en el aire en medio de aquel espacio tan reducido por una gravedad incoherente con aquella que se enseña en los libros, y es que hay cosas que no pueden describir. Me vi rodeada de seres inertes e inconscientes incapaces de ver la pureza y la intensidad de esa sensación que me invadía por completo. Brillante como el reflejo de un diamante, la luz me segó engullendo cualquier rastro de oscuridad, borrando cualquier cicatriz. Arrasó con todo, no tuvo piedad.

Me faltó el aire. Me sentí viva.

Fue un segundo y ese vistazo a la izquierda:
Siete días. Nada es como fue. Todo brilla.

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