martes, 3 de diciembre de 2013

{ tú }

Fuiste casi un metro ochenta, pelo negro rizado largo y corto, las gafas donde se esconden esos ojos marrones con sabor a café, pequitas, esos dedos masticados por el estrés, orejas con morados, una mancha marrón y preciosa sobre tu espalda, tu piel suave y dulce, y ese olor a ti que se impregnaba en mi ropa, que se quedaba dormido a mi lado, entre mis brazos, abrazado a mi. Fuiste mi pichi, mi bobis, un viejito come potitos, bichu, mi amor de la vida, chichu, mi flacucho, mi gordis; fuiste Bru. -Hola Bru-.
Fui casi un metro setenta, pelo rizado-ondulado-liso rubio-moreno-pelirojo, ojos verde agua, las uñas que un día dejé de morder, orejas con sabor a chicle para ti, un lunar marrón en mi rodilla, mi piel suave y ese olor a mi que se impregnaba en tu ropa, que se quedaba dormido a tu lado, entre tus brazos, abrazado a ti. Fui tu bichi, tu bobis, tu princesita de balcón, tu pichu-bichu, mon ché, gordis; fui Lu. -Hola Lu-.

Fuiste el principio y eres el fin. El principio de muchas experiencias que nunca olvidaré, el fin de todas ellas. Compartí contigo mi tiempo, mis miradas, mis caricias, mis secretos, mis opiniones, mis palabras en general; compartí contigo mi piel, la más pura y la más blanca; mis recuerdos, mi espacio. Mi corazón.Todo lo que pude. Me compartí contigo, me partí en dos.
Fuiste y siempre serás mi primer amor. Fuiste y siempre serás los pendientes que olvidé aquella noche; ese beso que nos dimos entre las hogueras y fuegos artificiales; el "te quiero" que nos dijimos en aquella acampada en la playa, con los pies en el agua, y el estruendo de nuestras cajas rojas arriesgándose por primera vez. Fuiste y siempre serás aquella tarde que corrimos calle abajo, consumidos por la adrenalina y la picardía del momento; la merienda improvisada con té y la carrera hacia la guagua; todas las películas y series que acabamos y las que no; esa personilla detrás de la puerta del aeropuerto y ese beso interminable; aquel día que nos besamos bajo la lluvia, parte de una de las mejores noches de mi vida, aquella tarde en la playa y aquel "te amo" desdoblado. Fuiste la libreta que completamos, fuiste una "s" al final  de la frase "me encanta", el aro de mi nariz, el bote de cristal con aquellos muñequitos, esa pulsera de algas, tus cascos verdes, mi falda negra, aquel corset, la taza que sigue en mi armario, el cartel que hiciste para mi, y todo aquello en donde al mirar estás tú.
Fuiste las veces que escuché su nombre en momentos que tendrían que haber sido solo para mi; las horas que esperé por ti en medio de ninguna parte, las veces que me ilusioné pensando que no esperaría otra vez y lo hice maldiciendo mi autoestima y cediendo una vez más; fuiste el maquillaje que no use en su momento por no ser aquel mapache que un día no te atreviste a mirar; también las fiestas en las que los celos fueron el cóctel que no quería tomar; aquel te quiero que te dije y no supiste ver. Fuiste discusiones con mi madre, con amigas; y también contigo, discusiones sobre muchas estupideces, de esas que rompieron tus muros, de esas que me esforcé por terminar, muy a tu pesar, con tal de que entendieras que no todos somos iguales y no por ello diferentes. Fuiste aquel grito que me hizo sentir pánico, los portazos, los enfados, la mano que no te cogí, las veces que salí corriendo para huir de una discusión y todo aquello que algún día me hizo dar un paso atrás.

Tú te habías ido cuando yo llegué. Estabas perdido y roto. Desconfiabas de tu propia sombra, estabas cerrado por demolición y como sabes, me encantan los edificios en ruinas, no puede evitarlo. Me encontré recomponiendo cada rincón lo mejor que pude, y en el proceso, quien se perdió fui yo. Llegaste y yo me fui. Tus dudas se disiparon, las mías aparecieron. No por ello te quiero menos. Te quiero. Te quiero como no he querido a nadie, te he querido más que a mi. Pero no se trata de eso.

Una vez más, mirándote a los ojos con el alma y mi cajita rota, entre lágrimas te digo, de la forma más sincera que se me ocurre, que lo siento. Lo siento por no haber sabido seguir, por tus sentimientos, por los míos; por esa casa que imaginamos, por esos viejitos que creímos que seríamos, por los viajes que no hicimos, por todo lo que pensamos que haríamos y demás. Y gracias, gracias por haberlas imaginado conmigo, por todo lo que hicimos y lo que me hiciste sentir, por todas las cosas que siempre formarán parte de mi. Eso no lo borrará nadie.

Seguiré escribiendo de ti, de nosotros, de todos los recuerdos que vuelven y volverán a mi mente, una y mil veces. Volveré a empezar algún día el doble de insegura, el doble de desconfiada y el doble de temerosa, entre otras muchas cosas que tendré que reparar. Nada es ni será igual después de ti. Tampoco espero que lo sea. Al igual que tampoco espero que sea el final, y es que me gustaría poder sentarme a hablar contigo, tomar un café y ponernos al día, si, después de este espacio en blanco donde estamos ahora, nos volvemos a ver por ahí. Al igual que tampoco dejaré de cuestionarme si era o no el momento adecuado, si nos tocaba encontrarnos tan pronto. Por eso yo siempre seré tu Anna, Nemo.

Supongo que todo esto, y mucho más, forma y formará parte de lo que tú y yo fuimos. Fuimos un 23 de junio de 2012 que empezó con mi orla, y, desde ese momento, casi 600 días de alegrías, de tristezas, de ilusiones, de miedo, de cariño, de dudas, de todo. Fuimos casi 600 días de amor a nuestra manera. Fuimos un amor.

Y así, en el fin, sólo retumbará en mi cabeza tu "Adiós Lucía", como lo hará también el no haberte contestado. Buenas noches Bruno, fuiste, eres y siempre serás mi primer gran amor de la vida.

P.D.: "Como siempre, cuando me alejo de ti, me llevo en las entrañas tu mundo y tu vida, y de eso es de lo que no puedo recuperarme. No estés triste -pinta y vive- Te adoro con toda mi vida."

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